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Artículo originalmente publicado en Visiones de Política Internacional

 
Presentación del libro de Carlos María Vilas “El poder y la política. El contrapunto entre razón y pasiones” (Editorial Biblos, Buenos Aires, 2013), realizada en la Casa de las América, La Habana, 19 de febrero de 2014.
 
Por Roberto M. Yepe Papastamatin
Centro de Estudios Hemisféricos y sobre los Estados Unidos
Universidad de La Habana
 
Esta es una ocasión muy especial para todos los interesados en la teoría y la práctica políticas y en los temas asociados al ejercicio del poder. Estoy convencido de que el libro que presentamos hoy “El poder y la política. El contrapunto entre razón y pasiones.” figura ya como una referencia obligada y fundamental en estas materias.
Su autor, Carlos María Vilas, es Profesor Honorario de la Universidad Nacional de Lanús, Argentina, donde dirige la Maestría en Políticas Públicas y Gobierno y la Revista Perspectivas de Políticas Públicas. También es docente de posgrado en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Su carrera académica se extiende a lo largo de casi cincuenta años, en universidades e institutos de enseñanza e investigación superior de América Latina y el Caribe, Estados Unidos, Europa y Asia-Pacífico. Sus investigaciones y producción bibliográfica cubren un amplio campo en teoría y sociología política y del estado, análisis de políticas públicas, procesos de cambio político y desarrollo, dinámica política en sociedades multiétnicas y la sociología política de las revoluciones. 
 
Es autor y coautor de 24  libros publicados y de más de 250 artículos en revistas académicas y profesionales. Dos de sus libros figuran en la lista de obras secuestradas y destruidas por la dictadura de 1976-1983. Entre muchos otros reconocimientos, su libro “Perfiles de la Revolución Sandinista” recibió el Premio Casa de las Américas (1984). 
 
Vilas ha conjugado está rica trayectoria académica e investigativa con la práctica política y el desempeño de responsabilidades en la gestión gubernamental en su país. Previamente, durante toda la década de los ochenta  se desempeñó como asesor del gobierno sandinista en Nicaragua.
 
De esta manera, puede afirmarse que Carlos Vilas ha sido tanto un observador como un actor del fenómeno político. Este conocimiento desde dentro se evidencia a lo largo de “El poder y la política” y le concede a su autor una indudable autoridad. De hecho, uno de los propósitos explícitos de esta obra es contribuir a cerrar la brecha entre la teoría y la realidad del fenómeno político, lo cual ha sido, en mi opinión, plenamente logrado. 
 
Vilas consigue desarrollar una temática tan compleja en un texto con un alto rigor teórico y que a la vez es de agradable lectura, y que puede resultar de gran utilidad tanto para el estudiante universitario como para los más eruditos estudiosos e investigadores de la ciencia política. Por él desfilan las principales figuras del pensamiento político, como Platón, Aristóteles, Spinoza, Maquiavelo, Hobbes, Spinoza, Locke, Hegel, Marx y Mariátegui, entre otros, pero no como pensadores sagrados o intocables, sino que, como ha dicho el propio autor, son tratados con una sana irreverencia, lo cual significa respeto y seriedad, pero también tener en cuenta las circunstancias y los escenarios en los cuales desarrollaron sus perspectivas y sus reflexiones, haciéndolos así más cercanos y comprensibles para el lector.
 
El poder y la política son los ejes temáticos que recorren toda la obra. El autor evita definiciones absolutas e introduce siempre los matices y las acotaciones necesarias, apoyándose en referencias que evidencian un amplísimo conocimiento sobre las experiencias y procesos políticos reales en diferentes momentos históricos y en las más diversas latitudes geográficas. Cuestiones como la naturaleza del poder; los medios y herramientas para su ejercicio; los respectivos esfuerzos para expandirlo y contenerlo; la tensión entre el poder y el derecho; la comprensión de la política como práctica de la organización y la conducción de la sociedad en función de determinados fines, y que implica algún tipo de combinación de la lucha entre adversarios y de procesos deliberativos entre iguales –negando así las respectivas visiones teóricas absolutas y excluyentes con relación a ambos aspectos-; los procesos de construcción del adversario político; la dimensión temporal de la acción política, es decir, el reconocimiento de la existencia de una política del tiempo y un tiempo de la política cuyos manejos pueden decidir su éxito o fracaso; así como la racionalidad propia o peculiar de la política y su combinación con factores emocionales e incluso irracionales; conforman el interesante conjunto temático del libro.  
 
En varios momentos del texto, el autor realiza breves pero agudas incursiones en el campo de la política internacional. Como estudioso de esta materia, quedé con deseos de mayores elaboraciones, pero entiendo perfectamente que ese no era el objeto de este volumen.
 
El plan original de la obra sí incluía una sección dedicada al Estado pero, por diversas razones, Vilas decidió dejar este tema para un texto posterior. Quedamos entonces esperando que cumpla esta promesa.
 
Estamos en presencia de un libro que contribuye significativamente a la comprensión de la política tal cual es pero que, distanciándose del pesimismo antropológico y de las visiones cínicas que quizás con cierta injusticia se le atribuyen al realismo político, Vilas nos trae aquí una perspectiva razonablemente optimista sobre la posibilidades de la política como herramienta de construcción y transformación en un sentido progresivamente emancipador del ser humano, aunque con plena conciencia de que la política también históricamente ha servido y sirve a las peores causas, y que se trata de un fenómeno sujeto a ciclos de avances y retrocesos.
 
Dicha visión optimista debe resultar particularmente estimulante para los más jóvenes, sobre quienes pesa la principal responsabilidad por las profundas transformaciones sociales que reclama un mundo que agonizará inexorablemente si no se logran imponer, precisamente mediante la lucha política a nivel global, nuevos patrones de reproducción económica ecológicamente sostenibles y una ampliación y radicalización de la democracia participativa.
 
A nivel mundial, la calidad del liderazgo político de los principales centros de poder muestra un panorama desolador desde hace varios años. Al margen de sus respectivas preferencias políticas e ideológicas, cabría preguntarse dónde están los Franklin Delano Roosevelt, los Churchill o los De Gaulle de hoy. Frente a esta situación a nivel general, nuestra región de América Latina y el Caribe, que ha tenido a Lázaro Cárdenas, a Perón, a Fidel, al Che y a Allende, puede enorgullecerse por haber tenido en años recientes –después de la oscura noche neoliberal con su larga lista de presidentes hoy impresentables y en varios casos verdaderos delincuentes-  a líderes políticos y estadistas de la talla de Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Luiz Inácio Lula da Silva, Evo Morales y Rafael Correa, que han sabido conducir procesos con una amplia participación popular para la recuperación de la dignidad, los recursos estratégicos y la independencia política de sus respectivas naciones. Es esa participación popular la que nos brinda confianza en la continuidad de estos procesos y en una creciente unidad de Nuestra América, trascendiendo a los respectivos líderes políticos necesariamente coyunturales, y frente a la sostenida reacción imperialista y oligárquica.
 
Creo que de eso se trata la recuperación de la política de la que nos habla Carlos Vilas al introducirnos en su texto. Y ello también es muy relevante para un país como Cuba, en pleno proceso de transformación para enfrentar nuestros problemas y los importantes desafíos que plantea el futuro inmediato.
Por todo eso debemos agradecer a Vilas por su excelente texto y también les agradezco a ustedes su presencia.
 
 
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